- En las ciudades fronterizas, cruzar al otro lado define la vida de los vecinos. Mexicali no es ninguna excepción. Las amenazas de cerrar el paso inquietan, pero acaban por ignorarse
Todavía no sabe cuando, pero Luis cruzará a Calexico en algún momento la semana que viene. Ya llegó la alfombrilla que estaba esperando para el corvette y debe ir a buscarla a su buzón de correo en la ciudad vecina. No es para él, se la pidió un amigo de Ciudad de México. Él ni siquiera conoce el carro, pero siente debilidad por los coches antiguos. No supo decir que no. Además, no le cuesta nada. Cruzará de todas maneras a echar gasolina.
Con 70 años, el profesor Luis Cruz maneja una camioneta de color rojo, una ford de ruedas grandes como orejas de elefante. Es el dueño de la calle en Mexicali, el rojo reluciente de la carrocería regalando destellos y él, bajo su sombrero, hablando de los carros que tiene, los carros de colección, dos joyas que guarda en el garaje de su casa.
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