jueves, 25 de abril de 2019

DOS MIL DÍAS MÁS

  • El estilo confrontador de López Obrador y su tendencia a la locuacidad ofrecen a sus opositores un suministro inagotable de argumentos para criticarlo
Jorge Zepeda Patterson - El País
Cada charla de sobremesa, cada columna periodística, miles de memes en México remiten a lo mismo: denostar o ensalzar al presidente, Andrés Manuel López Obrador. Algo que viene sucediendo desde el primer instante de su Gobierno, hace casi cinco meses, pero que en los últimos días ha arreciado a niveles tóxicos. Se entiende que no podía ser de otra manera considerando el programa radical y, en ocasiones pintoresco, del otrora líder opositor devenido en presidente del “pueblo”. Su propuesta de cambio es percibida por muchos como una ingenua carta a Santa Claus (fin de la corrupción, la injusticia y la pobreza) explicable solo por la ignorancia del mandatario sobre las altas finanzas y sobre la complejidad del mundo moderno, aseguran sus detractores. Pero muy aplaudida por la gran mayoría de los mexicanos, hartos de un sistema corrupto, inseguro y desigual.

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