Guiilermo Knochenhauer - El Financiero
El gobierno de López Obrador se ha comprometido con un manejo disciplinado del déficit y del endeudamiento público, y a no elevar impuestos ni crear nuevos, cosa que ha cumplido hasta ahora, aunque a costa de hacer recortes al gasto y a riesgo de comprometer el crecimiento económico.
Mientras sigan detenidas las inversiones públicas y privadas, mientras no repunten el crecimiento económico y la renta petrolera, y no haya una reforma fiscal, la hacienda pública seguirá acrecentando sus faltantes y una de dos: obligará a una austeridad improductiva, o a romper la estabilidad macroeconómica; las dos opciones son indeseables.
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