Jesús Silva-Hérzog - El Siglo de Torreón
El gran enemigo del neoliberalismo
le rinde culto. No hay discurso que
no incluya alguna embestida contra sus horrores. Tiro por viaje. No es
posible imaginar al presidente desayunando sin lamentar el terrible daño que
los neoliberales le hicieron a los chilaquiles. El neoliberalismo es el origen de
todos los males del país. La única fuente
de nuestra desgracia. Todo lo malo nació cuando esos traidores que estudiaron en el extranjero se apartaron de la
ruta nacional. Ahí se funda el atraso, la
violencia, la desigualdad, la inmoralidad. El nostálgico no deja de lamentar
todo lo que perdimos desde el triste día
en que los neoliberales impusieron su
dominio. Las parejas no se divorciaban,
los niños estudiaban con unos libros de
texto fantásticos, se respetaban los valores morales, el presidente gobernaba sin
el fastidio de una prensa doble cara y los
chilaquiles picaban. Qué bonito era el
México preneoliberal.
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