
Fausto Pretelin - El Economista
Después de los primeros 100 días del gobierno del presidente López Obrador no era difícil identificar la incomodidad que desbordaba la imagen oculta del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón: pocos viajes y pocos mensajes, bajo perfil.
No es común que un secretario de Relaciones Exteriores se acuartele en su oficina durante demasiado tiempo, sobre todo sabiendo que el presidente mexicano no es ni será un viajero frecuente (al exterior). No es casualidad que entre sus promesas de campaña reluciera la venta del avión presidencial.
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