domingo, 23 de diciembre de 2018

PARA EL AÑO NUEVO

Rolando Cordera Campos - Periódico La Jornada
Con el viento en popa, el gobierno se prepara para un receso y ponerse a tono con las incertidumbres que acosan desde ahora a la economía mundial. Como nunca, son sabias las consejas que sobre la economía política han resucitado al calor de la Gran Recesión y su secuela. Una de éstas, debería convertirse en la consigna maestra de la conducción gubernamental del Estado: en lo tocante a la economía política, hay que tomar muy en serio a la política.
Tomar en serio la política es condición necesaria para abrir camino a una buena economía y no al revés, como fútilmente pregonan los náufragos de la idea neoliberal, cuya supervivencia y predominio, que no hegemonía, tienen una explicación fundamentalmente política. La economía que se quiso refundar a lo largo del último tercio del siglo pasado colapsó y sus implicaciones sociales se extienden ahora a unos sistemas políticos convulsionados que llevan a muchos pensadores serios a preguntarse nada menos que por el futuro de la democracia, cuando no por los factores y fuerzas que podrían dar al traste con el edificio de libertad tan duramente construido por casi dos siglos.

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