- El giro conservador en la región y la deriva autoritaria de Venezuela y Nicaragua obligan a las fuerzas progresistas, exitosas a principios de siglo, a buscar nuevas fórmulas
Javier Lafuente - El País
La orgía de poder de la izquierda latinoamericana en el arranque de siglo XXI se terminó. El rojo con el que se perfilaba el mapa del continente hasta hace poco ha cobrado una tonalidad azul. El último latigazo ha sido la victoria de Jair Bolsonaro hace una semana en Brasil. El país más grande de América Latina estará gobernado desde el 1 de enero por un político nostálgico de la dictadura militar, que una semana antes de su triunfo prometió “barrer del mapa a los rojos”, a los que ofreció dos salidas: la cárcel o el exilio.
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