León Bendesky - Periódico La Jornada
Un hecho que debe reconocerse es la forma en que las pautas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que entró en vigor en 1994, se integraron firmemente en el funcionamiento de la economía mexicana.
Hoy, han cambiado los términos de la discusión sobre este asunto con respecto de la que ocurrió hace 25 años. El gobierno y el sector privado no dudaron en que había que renegociar el tratado según las exigencias de Donald Trump. Tampoco lo hicieron los partidos de oposición e incluso la administración ya electa, ni los analistas y académicos. Se acudió a dialogar como si fuese lo normal y en las condiciones fijadas de antemano para hacerlo.
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