martes, 25 de septiembre de 2018

UNA DÉCADA DE MATRIMONIO TÓXICO

  • La alianza entre el Tea Party y el Partido Republicano ha supuesto el entierro de una histórica formación política institucional y respetable y su inclusión en una ola de extremismo que azota el mundo
Marcos Reguera - El País
El 2 de septiembre del 2018 fue el funeral de John McCain. Exactamente una década y un día después de que fuera investido candidato para la presidencia por el Partido Republicano. A su funeral acudieron tres de los cinco expresidentes estadounidenses aún vivos. Barack Obama adquirió un papel protagonista con un discurso elegiaco en el que reivindicó a su exrival como un gran estadista. Todas las figuras prominentes de la clase política norteamericana se encontraban reunidas para la ocasión, salvo por dos notables excepciones: el actual presidente, Donald Trump, de su propio partido, con quien McCain mantuvo una fiera rivalidad en calidad de guardián de las esencias institucionales republicanas, y Sarah Palin, quien fuera su compañera de ticket como candidata a la vicepresidencia. El tono solemne del encuentro parecía indicar que se estaba enterrando algo más que a un hombre, se estaba dando sepultura a un símbolo.

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