domingo, 29 de abril de 2018

¿QUÉ SIGUE?

Luis Rubio - El Siglo de Torreón
Kafka, dice la anécdota, hubiera sido autor costumbrista en México. Quizá ni él se hubiera imaginado los absurdos de nuestra vida cotidiana. En un cartón de Patricio Monero, la maestra pregunta:“¿No hubiera  sido mejor primero el nuevo modelo educativo y después la evaluación docente?”. El funcionario responde:“ ¡No estamos en Finlandia! Acá primero se pavimenta y después se mete el drenaje”. Ejemplos de esta naturaleza, en todos los ámbitos de la vida nacional, son interminables, pero algunos tienen consecuencias graves. Lo que es indudable es que las campañas presidenciales muestran lecturas dramáticamente diversas de la realidad nacional. El reciente debate exhibió no sólo una concepción contrastante de la forma en que deberían atenderse los asuntos nacionales, sino una impactante incapacidad para reconocer la naturaleza misma de los problemas. Los candidatos que se aprestan a conducir los asuntos nacionales tienen una extraordinaria disposición para eludir la discusión de los mismos. Sea que se trate de la corrupción o de la inseguridad, los asuntos de ese encuentro,loscandidatosmostraronmásinterésporllegaralasillaqueporresolverel problema.

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