- Los alumnos supervivientes de la matanza de Parkland encabezan un nuevo impulso por la regulación de la venta de armamento y convocan a una gran marcha en marzo en Washington
Una matanza tras otra, Estados Unidos –o al menos la mitad de la población que reclama más control de las armas– espera que al fin uno de esos baños de sangre sirva de catalizador para el cambio.
Hoy esa ilusión, que hasta ahora siempre se ha apagado unos días después del terror, se alimenta de la vigorosa reacción de los estudiantes del instituto de Parkland, donde el miércoles pasado, día de San Valentín, fueron asesinados 14 adolescentes y tres adultos por un exalumno armado con un fusil de asalto. En medio del dolor de los funerales, estudiantes supervivientes y sus padres se han organizado con el propósito de no dejar pasar la oportunidad de presionar a la clase política para embridar el potro salvaje del mercado de las armas.
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