miércoles, 8 de noviembre de 2017

"LOS NIÑOS LLORABAN. EL ASESINO SE ACERCABA Y LOS MATABA

  • Dos supervivientes reviven la matanza en la Iglesia Baptista de Sutherland Springs, en Texas
Pablo de LLano - Sutherland Springs - El País
Joaquín Ramírez salió vivo del foso de los horrores. Recuerda al asesino entrando en la iglesia, "muy enojado", gritando: "¡Vais a morir todos, hijos de puta!". Mexicano de 50 años, Ramírez había regresado el lunes a su casa con su esposa Rosana Solís, de 57. Él había recibido un balazo en un pie. Lo de ella era más crudo. Cuando Devin P. Kelley estaba regando toda la iglesia de plomo con su fusil semiautomático, Rosana estaba en el suelo bocabajo. Las balas rebotaban en el piso a centímetros de su cabeza. Notó que un hombro le sangraba. Un proyectil le había entrado por ahí abriéndole en la carne un boquete que enseña en una foto de su celular. Es horrible. A ella le duele, pero se queja poco. Joaquín le hace las curas. Es incomprensible por qué está de alta.

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