domingo, 26 de noviembre de 2017

LA VIDA DESPUÉS DE QUE UN HOMBRE MATE A TU HIJA

  • La batalla de las madres mexicanas para que los feminicidios más crueles del país no se conviertan en una cifra más
Elena Reina - El País
— Se te van a acabar las lágrimas, pero lo que no se te puede quitar es la rabia, esa sed de justicia, porque el día en que eso se te acabe, hasta ahí vas a llegar y nuestras hijas se merecen justicia.
Araceli Osorio, madre de Lesvy Berlín Rivera Osorio, despierta cada día con esas palabras tatuadas en su memoria. No siempre ha sido fuerte para sostenerlas. Hubo un momento en que deseó que todo terminara, que cremaran el cadáver de su hija de 22 años y pudiera de una vez encerrarse a llorar. Y estuvo a punto. Hasta que recordó que en México una madre no puede llorar. Todavía no. "Lo único que tiene mi hija para defenderse es su cuerpo", se repetía. Ya tenía todo listo para despedirse de ella, para olvidar su piel salpicada de moretones, heridas escamadas y aquel doloroso surco de un cable de teléfono en su cuello tan joven. Pero en un momento racional en medio de la tragedia, pensó que sería buena idea no olvidar nunca aquellas cicatrices. Y guarda las imágenes en su celular. Y le sirven para tomar fuerzas y gritarle a las autoridades que su hija no se suicidó. Que a su hija la mataron.

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