- Paul Manafort, exjefe de campaña, y un colaborador son los primeros imputados por una docena de delitos. Un exasesor confiesa haber mentido sobre sus contactos con Rusia
La investigación de la trama rusa, que busca esclarecer si hubo coordinación entre el equipo electoral de Donald Trump y Moscú para influir en las elecciones presidenciales, entró este lunes en el terreno de las acusaciones formales señalando a quien fuera uno de los hombres fuertes de Trump, Paul Manafort. El exdirector de campaña se entregó al FBI junto a un socio suyo, Rick Gates, para responder por una docena de delitos que incluyen la conspiración contra Estados Unidos (por ocultar sus actividades y sus ingresos) y el lavado de dinero. Ahora se encuentran bajo arresto domiciliario. Los cargos no se refieren a la campaña electoral, sino que se centran en la asesoría a un político ucraniano afín a Putin. En cambio, la confesión de otro asesor de Trump, George Papadopoulos, sí abona las sospechas de connivencia: admitió contactos con una persona cercana al Kremlin que le prometía trapos sucios sobre Hillary Clinton y se declaró culpable de haber mentido al respecto.
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