- La gestación subrogada en México se mueve entre el vacío legal y la falta de garantías. Dos españoles llevan tres meses en México esperando la custodia de unos bebés sin identidad
Pedro le da el biberón a dos mellizos mientras explica que tiene miedo a que se los quiten. Su nombre es ficticio y los bebés no son suyos. Al menos legalmente. Lleva tres meses en México enredado en una telaraña judicial y burocrática para conseguir que los niños —nacidos a partir de un óvulo donado, su esperma y un vientre de alquiler— puedan ser registrados y se vayan con él a España. México representaba hasta el año pasado uno de los destinos más baratos del mundo para contratar la maternidad subrogada. La ley cambió y Pedro y una decena de extranjeros, los últimos en realizar el trámite, se encuentran en un limbo. Los bebés, a los que la norma pretende blindar, son las primeras víctimas de un sistema que sobrevive entre el vacío legal y la falta de garantías.
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