Mariano Ruiz Funes / El Financiero
Desde principios del año, y en particular durante el segundo trimestre,
se presentó un desfase importante entre los “datos duros” sobre la
evolución de la economía (producción industrial, indicador global de la
actividad económica, empleo formal en el IMSS, entre otros) y las
percepciones y expectativas tanto de los consumidores como de las
empresas acerca de la situación económica actual y esperada. En buena
medida, ello fue consecuencia del impacto de la reforma fiscal, así como
de la ineficacia y bajo impacto del gasto público, que se sumaban a la
recesión en el sector construcción, en especial, al desastre de la
vivienda.
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