Alejandro Nadal / La Jornada
Los crímenes en contra
de los estudiantes normalistas rurales de Ayotzinapa tienen la huella de
un modelo económico en el que los jóvenes campesinos y su cultura son
redundantes. Es decir, no hay lugar para los jóvenes campesinos que
aspiran a una vida digna y en libertad. La juventud de Ayotzinapa se ha
rebelado y los poderes establecidos han respondido.
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