Orlando Delgado Selley / La Jornada
Apartir de ahora debe
señalarse con fuerza que la desigualdad es económicamente ineficiente.
Llevando la reflexión más allá de la discusión ética, impulsada porque
la crisis económica iniciada en 2007 profundizó la desigualdad en el
reparto del ingreso, luego de que los años neoliberales incrementaran
notoriamente esa desigualdad, una nueva ruta abierta por el FMI advierte
que las políticas redistributivas no tienen impactos negativos sobre el
crecimiento. De este modo, la discusión que se ha dado en los ámbitos
académicos y que ha motivado importantes protestas sociales, como el
movimiento Ocupy Wall Street, ahora está ubicada en el centro de la
política pública.
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