Luciano Campos Garza
SAN JUAN, TEXAS (Apro).- Hasta hace poco muchos consideraban a esta
pequeña población fronteriza, de alrededor de 26 mil habitantes, como un
refugio contra la violencia del lado mexicano, pero ya se convirtió en
campo de batalla de unas 30 pandillas que pretenden controlar la venta
de droga contrabandeada por el Cártel del Golfo a través del río Grande
(el Bravo en México).
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