Existe una tensión permanente entre valores económicos y valores sociales, pero no son necesariamente antagónicos
Joan Majó / El País
Existe una percepción general de
que los objetivos económicos de las personas o de las empresas están en
contradicción con los objetivos sociales, tanto individuales como colectivos.
Como consecuencia de ello, existe una tensión permanente entre valores
económicos (como la eficiencia, el beneficio, o la competitividad) y valores
sociales (como la justicia, la sostenibilidad, o el bien común). Esta tensión
ha presidido y preside muchos de los enfrentamientos ideológicos y políticos a
lo largo de la historia. Quisiera defender la tesis de que esta percepción, que
obedece muy a menudo a la realidad, no es debida a una contradicción necesaria
e insalvable, sino a una interpretación aislada y equivocada, así como a la
exageración de algunos de estos valores.
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