Rosario Avilés - El Economista
Aún es imposible de determinar el número de vuelos que se cancelarán en esta temporada de invierno en el mundo, resultado de la nueva cepa del Covid-19, a la que se ha unido el componente climático en algunos lugares. Ómicron vino a dar al traste con los planes de recuperación en esta temporada alta y aunque hay quien dice que es último coletazo de la pandemia, la verdad es que rompió la tendencia alcista y los pronósticos optimistas para que el 2022 fuese el año en que el tráfico llegara al menos al 85% o más del que hubo en 2019.
En preparación para la temporada invernal las aerolíneas, que habían recortado sus flotas y plantillas laborales hasta en un 50%, volvieron a incorporarlas para hacer frente al crecimiento de la demanda esperada por los porcentajes de vacunación y los nuevos “pasaportes sanitarios” que puso de moda la Unión Europea, gracias a los QR’s que todas las farmacéuticas incorporaron a la aplicación de sus vacunas.
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