Juan Antonio García Villa - El Siglo de Torreón
A querer o no, y aunque a algunos les parezca una exageración, los partidos políticos son instituciones del Estado mexicano. Hasta antes de 1977, la Constitución para nada hacía referencia a ellos. Como si no existieran, los ignoraba. Sin embargo, a pesar de sus limitaciones, que eran muchas, estaban presentes en la realidad viva de la política mexicana. De diversas formas, ciertamente precarias, con ropajes diferentes y distintos modelos y formatos, constituían un elemento visible en el terreno político. Uno era el partido oficial, confundido para todo efecto práctico con el gobierno mismo, de claro corte autoritario.
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