- Donald Trump es un autoritario dispuesto a usar la violencia en su estrategia nacionalista y racista
Paul Krugman - El País
Algunos de los asaltantes del Capitolio de EE UU, el pasado miércoles.JIM LO SCALZO/EPA/EFEEntonces, ¿ya se puede decir fascista? No debería usarse este calificativo a la ligera. No es un término amplio para definir a “la gente con la que no se está de acuerdo”. Ni siquiera es sinónimo de “malos actores políticos”. El tipo de política de Mitch McConnell, en mi opinión, ha perjudicado gravemente a Estados Unidos; pero las maniobras legislativas cínicas no son lo mismo que amenazar y fomentar la violencia, y yo no llamaría fascista a McConnell. Sin embargo, Donald Trump es de hecho un fascista, un autoritario dispuesto a usar la violencia para alcanzar sus objetivos nacionalistas y racistas. Y también lo son muchos de sus seguidores. Si a alguien le quedaban dudas al respecto, el asalto del miércoles al Congreso debería haberlas disipado.

No hay comentarios:
Publicar un comentario