Rolando Cordera Campos - Periódico La Jornada
Lo que ocurrió el miércoles en Washington D.C. fue un atentado flagrante contra las instituciones republicanas y democráticas de Estados Unidos de América. Correspondía al gobierno mexicano repudiar el golpe y manifestar apoyo firme a las instituciones de aquel país. Dada su circunstancia, de tránsito en los poderes de la Unión, nuestro gobierno y Presidente bien podrían, también, hacer manifiesta su solidaridad con el presidente electo y el nuevo Congreso de esa Unión. Tal cual y ya.
El problema es que no se hizo. Ni el gobierno ni el Presidente han explicado sus razones para abstenerse. Los principios consagrados en nuestra Constitución, relativos a la no intervención y la autodeterminación de los pueblos, no tienen que ver con lo acaecido el 6 de enero, porque se trató de una intentona de insurrección dirigida a impedir la confirmación de la presidencia de la nación para Joseph Biden a partir de 2021.
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