Luis Rubio - El Siglo de Torreón
El conflicto es la esencia de la política, pues es ésta la que permite enfrentarlo, administrarlo y procesarlo. La diferencia más fundamental entre las sociedades que enfrentan conflicto radica en cómo lo resuelven, no en el hecho mismo de su existencia. Esta semana Washington fue un escaparate único de los dos lados del conflicto: su explosión y su resolución. “La medida de un país -escribió John Kampfner- no son las dificultades que enfrenta, sino cómo las supera”. ¿Cómo nos comparamos con eso los mexicanos?
Trump nunca fue un presidente normal. Desde su campaña para la presidencia se mostró como un retador de las instituciones y de la forma tradicional de hacer las cosas. Ahora se dedicó a negar el desenlace electoral y movilizó a sus seguidores para que forzaran un cambio en el resultado, incitándolos a tomar control del Congreso, que con grandilocuencia se ha llegado a denominar la “capilla de la democracia”.
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