Carlos Ramírez - Indicador Político
La crisis financiera en las universidades públicas es cierta, las percepciones presidenciales sobre corrupción son mucho más irrefutables y los responsables son tres instancias: los sindicatos que asumen las universidades como empresas productivas, los rectores que nunca se han preocupado por construir un modelo de negocios sociales de la educación superior y la estafa maestra de la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno de Peña Nieto que abrió el apetito universitario en contratos.
A pesar de la posibilidad de análisis de los presupuestos universitarios realizados por la Auditoría Superior de la Federación, las finanzas universitarias se operan sin rangos profesionales, los rectores tienen bolsas millonarias para alianzas y beneficios y el crecimiento de personal laboral y académico está manipulado por los intereses sindicales.
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