Enrique Quintana - El Financiero
La legalización de los llamados “autos chocolate” refleja una forma de funcionamiento del gobierno que puede ser profundamente inhibitoria para las inversiones.
La mecánica con la que se instrumentó la medida fue al más viejo estilo priista.
Casi a punto de votarse la Ley de Ingresos, se encomendó a un diputado morenista de un distrito de la frontera, San Luis Río Colorado, en Sonora, que hiciera la propuesta para incluir un transitorio en la Ley para abrir la puerta a la regularización de los autos ilegales.
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