Los problemas y contradicciones que afloran en estos meses de campaña parecen disparatados y carecer de alguna lógica, pero eso es sólo apariencia. En conjunto, todo este inventario de calamidades y agravios forma un memorial del tránsito inconcluso en que México se adentró a fines del siglo pasado. No se trata pues de males coyunturales, sino de contrahechuras estructurales y del poder sobre los cuales los contendientes por el poder del Estado han preferido no ocuparse.
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