Raymundo Riva Palacio - El Financiero
La sucesión presidencial del partido en el poder no comenzó el domingo, sino en las semanas previas a las críticas elecciones en el Estado de México. Fue a finales de abril, cuando el PRI anunció que la XXII Asamblea Nacional se adelantaba de noviembre al 12 de agosto. A dos personas responsabilizó el presidente Enrique Peña Nieto para armarla y preparar los consensos: la secretaria general del PRI, Claudia Ruiz Massieu, y el exmiembro del gabinete, Jesús Murillo Karam, quien fue el responsable de redactar la convocatoria. El documento, con una estructura burocrática, no abría muchos márgenes para que se escucharan las voces disidentes, pero Ruiz Massieu comenzó a hablar con diferentes figuras dentro del PRI que habían presentado objeciones a la forma vertical como querían desarrollar la asamblea y, como consecuencia, controlar la sucesión presidencial.
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