miércoles, 28 de junio de 2017

ESPIONAJE, HIPOCRESÍAS Y PANFLETARIOS

Raymundo Riva Palacio - El Financiero
El debate abierto sobre el espionaje a periodistas, abogados de derechos humanos y activistas, ha tomado un rumbo absurdo. Se hace énfasis en la denuncia del programa Pegasus, que se utilizó para intervenir sus teléfonos celulares, como si el software, por más inteligente que sea, decidiera que su papel no es indagar lo que planean los criminales o los terroristas, sino los adversarios del gobierno. El absurdo que encierran estas palabras es equidistantemente proporcional al absurdo de la discusión. No es el programa, sino la utilización que se le da a Pegasus. No es perverso el software, sino quién o quiénes usaron su tecnología para fines ajenos para los que fue adquirido. Por tanto, Pegasus no es a quien se debe condenar, sino a quienes emplearon el sofisticado y eficiente programa para combatir al crimen, para el espionaje político.

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