jueves, 6 de abril de 2017

NO DISPARE, SOY PERIODISTA

Raymundo Riva Palacio - El Financiero
En los 80, El Salvador se convirtió en el lugar donde, de manera sistemática, se comenzó a ver a los periodistas como enemigos. La agresión de las fuerzas de seguridad del régimen controlado por militares contra la prensa propició la respuesta creativa, y reveladora, con gritos impresos en camisetas que tenían en el pecho un blanco de tiro, y en la espalda la leyenda: “¡No disparen! Soy periodista”. Eran los primeros años del final del entorno de seguridad que tenían los periodistas para hacer su trabajo en zonas de conflictos. En la Guerra de los Balcanes, los riesgos aumentaron al buscar las fuerzas enfrentadas silenciar a la prensa. Hubo simulacros de ejecución, y en algunas ciudades asediadas las periodistas redujeron el riesgo ante los francotiradores usando vestidos floreados, que confundían a los agresores.

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