lunes, 16 de enero de 2017

LA CRISIS DEL FUNDAMENTALISMO DE MERCADO

Anatole Kaletsky - El economista.es
La mayor sorpresa política de 2016 fue que hubiera sorprendido a tanta gente. Yo, desde luego, no tenía excusa para estar desprevenido. Poco después de la crisis de 2008, escribí un libro donde sugería que el hundimiento de la confianza en las instituciones políticas seguiría al desmoronamiento económico con un retraso de unos cinco años. Hemos visto esta secuencia antes.
A la primera crisis de la globalización, descrita por Karl Marx y Friedrich Engels en su Manifiesto comunista de 1848, la siguieron unas leyes de reforma que generaron derechos sin precedentes para la clase trabajadora. La ruptura del imperialismo británico tras la I Guerra Mundial dio paso al New Deal y el estado del bienestar. Y el fracaso de la economía keynesiana tras 1968 estuvo seguida por la revolución Thatcher-Reagan. En mi libro Capitalismo 4.0 sostenía que un trastorno político comparable seguiría a la cuarta ruptura sistémica del capitalismo global anunciada por la crisis de 2008. Cuando un modelo concreto de capitalismo funciona con éxito, el progreso material alivia la presión política pero cuando la economía falla (y ese fallo no es solo una fase transitoria sino un síntoma de contradicciones profundas), los efectos desestabilizadores del capitalismo pueden volverse políticamente tóxicos. Es lo que ocurrió después de 2008. Cuando el fallo del libre comercio, la desregularización y el monetarismo dieron paso supuestamente a una ?nueva normalidad? de austeridad permanente y expectativas mermadas, en vez de una crisis bancaria pasajera. Lo mismo ocurrió con los impuestos extorsionadores de los años cincuenta y sesenta, que perdieron legitimidad en la estanflación de los 70.

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