El anuncio de salida de Agustín Carstens del Banco de México ha provocado muchos comentarios. Se especula sobre las razones y el momento. Pero llama la atención que medios críticos le reconozcan personal relevancia en haber logrado la estabilización del país y que planteen incluso que era un contrapeso a la conducción económica del grupo al mando de la Secretaría de Hacienda. Han existido, por supuesto, aspectos de la administración financiera del país sobre los que el BdeM expresó cierta preocupación, como el crecimiento de la deuda pública, pero no hay ninguna evidencia que documente la existencia de discrepancias de fondo en la manera en que se concibe el manejo de la política económica entre el BdeM y Hacienda. La diferencia está en que el primero maneja la política monetaria y el segundo la fiscal.
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