Se ha dicho, con más énfasis que análisis, que vivimos el peor momento de las relaciones con Estados Unidos. Tal habría sido el resultado de la equivocada decisión del Presidente de invitar a México a los dos principales contendientes por la presidencia de aquel país y, sobre todo, la de recibir en Los Pinos al aspirante Trump, sin que le precediera por lo menos la aceptación de la otra invitada, la señora Hillary Clinton.
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