Javier Santacruz Cano - elEconomista.es
La reunión de ayer del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha vuelto a poner a prueba las teóricas virtudes que debería tener una institución que controla el valor del dinero: credibilidad y reputación. Al igual que ha sucedido en veces anteriores, el presidente Mario Draghi ha vuelto a jugar una estrategia ambigua en la cual insinúa cuáles pueden ser los siguientes pasos pero a la vez mandando mensajes contradictorios difíciles de interpretar por parte de los agentes económicos.
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