Salvador García Soto - El Universal
Convertida en un espectáculo nauseabundo y vergonzoso que daña la imagen de un estado productivo y de sus habitantes, la transición del gobierno en Veracruz es hoy una guerra de lodo y un proceso nocivo par la entidad. Los odios y fobias del gobernador entrante y del saliente los han llevado a protagonizar uno de los capítulos más penosos que se recuerden en la política mexicana, Acusaciones, denuncias penales, descalificaciones y adjetivos a granel son parte de esa guerra personal entre los dos mandatarios impuesta perversa y cínicamente a todos los veracruzanos y a los mexicanos en general.
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