Luis Rubio - El Siglo de Torreón
Pocas cosas nos distinguen tan nítidamente como país que la total ausencia de visión estratégica: el país vive al día y para el día. Los asuntos no se resuelven, simplemente se posponen; los problemas no se atienden, se compran; no se reconocen los desafíos, se ignoran. En una de las anécdotas más descriptivas del viejo sistema político, se decía que el presidente Adolfo Ruiz Cortines tenía dos charolas en su escritorio: una decía “problemas que se resuelven solos” y la otra “problemas que se resuelven con el tiempo".
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