domingo, 29 de marzo de 2015

LA TRAGEDIA QUE NADIE IMAGINÓ

/ París / El País
A las 10 horas, 40 minutos y 47 segundos del martes arrancó un nuevo capítulo en la historia de la aviación mundial. Fue el momento exacto en el que el copiloto Andreas Lubitz, que tendría que haber estado de baja por enfermedad, provocó la catástrofe aérea que ha destrozado la vida de 150 familias, incluida la suya, y que ha destapado carencias inimaginables hasta ahora en el transporte aéreo de pasajeros. Autoridades de aviación civil y compañías de muchos países han cambiado de inmediato sus normas de seguridad. La máxima preocupación, sin embargo, se centra en los métodos empleados hasta ahora para los exámenes médicos a los pilotos. Los especialistas que los realizan reconocen que, si los afectados quieren ocultar sus problemas, es muy difícil descubrirlos.
 

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