Aunque no cabe duda de que la economía española ha dejado atrás la
recesión y atraviesa por una etapa de crecimiento moderado, no está tan
claro que esa mejora sea equivalente a lo que se entiende como
recuperación o una salida definitiva de la crisis. Esa distinción
resulta esencial para examinar las expectativas económicas en 2015; la
situación más aproximada de la economía española vendría definida por un
crecimiento moderado (1,4% este año, en torno al 1,9% el año próximo),
con una creación de empleo continuada (al menos durante los últimos
trimestres) pero insuficiente y de baja calidad y unas condiciones de
estabilidad financiera manifiestamente mejorables. A pesar de los
recortes presupuestarios, destructivos para una parte del sistema de
protección social, la deuda sigue creciendo, prueba más que suficiente
de que el déficit público no está bajo control.
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