Rolando Cordera Campos - Periódico La Jornada
Podemos decirlo y repetirlo: esto no aguanta más. Para casi de inmediato reconocer la conveniencia de unas instituciones que vemos como providenciales. Este gobierno o el que venga podrán obstinarse en unas reformas del régimen que sólo amenazan, pero, al final de cuentas, resignados o no, todos convendremos en que lo mejor que puede ocurrir es que la institucionalidad alcanzada se mantenga y que lo que sobrevenga sea todo el fruto de buena albañilería.
En este sentido, bien podríamos replicarle al presidente López Obrador: sí somos conservadores, porque queremos conservar lo que ha funcionado y ha sido útil o bien, puede serlo con añadidos de poca monta. La furia revolucionaria que quiere un nuevo régimen, será respetada pero no tiene mayor cabida en un ambiente volcado a la reforma y urgido de ella. Es un regreso a la reforma institucional, en la economía y la gestión de lo social pero también en la política misma, lo que muchos mexicanos expresaron con su voto.
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