domingo, 30 de junio de 2024

LOS TIEMPOS DUROS

Rolando Cordera Campos - Periòdico La Jornada

Durante la revolución liberista, como solía llamarla el gran Bobbio, se insistía en “volver a lo básico”. Y para los augures de la imparable llegada de lo moderno, eso simplemente quería decir implantar el intercambio como máximo y prácticamente único criterio de evaluación: la entronización del mercado como nuevo Dios.

A medida que avanzaba la hiperglobalización, dicho culto se extendió a la política y hasta a los hábitos y reflejos individuales, la moral y la conducta. Se avizoraba un nuevo orden mundial, articulado por el mercado mundial unificado y coronado por una democracia representativa respetuosa, se decía, con la protección a los derechos humanos. Un nuevo orden, resuelta la gran querella cuasi nuclear de la guerra fría. Y desplomado el comunismo soviético.

Poco a poco, a veces dolorosamente, “volver a los básico” empezó a revisarse, entre otras razones porque los mercados realmente existentes no rinden los frutos prometidos en ingresos, ocupación e igualdad, y los estados, acosados o de plano achicados por los revolucionarios neoliberales, se ven cada vez más recortados y limitados.

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