martes, 18 de junio de 2024

EL PRESIDENTE FELIZ: LÓPEZ OBRADOR SE DESPIDE CON UN BAÑO DE MULTITUDES Y APURANDO SUS POLÍTICAS HASTA EL FINAL

  • La gran victoria electoral le ha reportado legitimidad y votos suficientes para imponer su criterio en las reformas anunciadas

López Obrador se hace una foto con simpatizantes en Lerdo (Estado de Durango), el 16 de junio. CUARTOSCURO

Carmen Morán Breña - México - El País

Si el grado de felicidad de los políticos se midiera, el mexicano Andrés Manuel López Obrador saldría en lo más alto de la tabla. Feliz es una palabra que repite mucho estos días en que anda ya finalizando su mandato. Tiene algunos motivos para ello. En su prometida gira de adiós por el país antes de recluirse en su rancho se está dando un baño de multitudes, las mismas que no le han abandonado en todo el sexenio y no es poco decir eso al concluir la presidencia. A López Obrador el desgaste propio de la gobernanza no le ha hecho mella, se retira con una popularidad cercana al 60% y con unas elecciones en las que su sucesora ha conseguido una aplastante victoria que ha dejado a la oposición desnortada. Buena parte de ese triunfo es suya y piensa utilizarla. Las reformas comprometidas, para las que pidió al electorado un voto masivo, entre ellas la polémica modificación del Poder Judicial, serán un hecho antes del 1 de octubre, cuando entregará la banda presidencial.

López Obrador se irá a Palenque al finalizar su mandato, pero por lo visto hasta ahora, ni un minuto antes. Generalmente, los presidentes mexicanos empiezan a difuminarse cuando el sucesor ha ganado las elecciones, sea o no del mismo partido. El traspaso de poderes va dando forma al nuevo gobernante y las decisiones del anterior se quedan en poco o nada. No es este el caso. La reforma judicial, cuyo punto más conflictivo era la elección de los jueces federales por votación popular, da la medida del poder que todavía tiene el presidente y de que piensa ejercerlo. No hay muchas discrepancias entre él y Claudia Sheinbaum, la presidenta electa, pero si las hubiera, tendrán que esperar al 1 de octubre. López Obrador se va a salir con la suya: todos los jueces serán elegidos por el pueblo, aunque desde el equipo de Sheinbaum había trascendido que la opción que manejaban es que solo pasaran por ese voto popular los magistrados de la Suprema Corte y algunos otros de las altas instituciones. Ni una concesión: “El pueblo quiere el cambio”, dijo López Obrador recientemente. Y ya la encuesta que ha organizado su propio partido viene a darle la razón: alrededor del 72% está de acuerdo con la reforma judicial. Si los mercados protestan, “primero está la justicia”, ha zanjado.

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