martes, 11 de junio de 2024

EL ERROR DE DICIEMBRE NO SERÁ EN SEPTIEMBRE

 

MOISÉS BUTZE

Las versiones catastrofistas que durante cinco años auguraron el inminente fracaso político de la 4T, sin que eso sucediera, ahora anuncian el desbarranco en la transición de poderes entre Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum. Se afirma que al imponer a rajatabla su reforma judicial y algunas otras en septiembre, cuando se instale la nueva legislatura con mayoría calificada, el mandatario busca no solo imponer su voluntad, sino también dejarle un país envenenado a su sucesora. Las razones que se argumentan para esta tortuosa versión varían de uno a otro columnista o comentarista. Desde quien la atribuye a una razón ideológica, es decir, que el gobierno de Sheinbaum nazca impotente y no pueda correrse hacia el centro ni revertir la impronta de López Obrador, hasta quienes lo atribuyen a una psique enfermiza que, en el fondo, desea el fracaso de su sucesor para que nadie haga sombra o supere su éxito político.

Entiendo que son explicaciones terapéuticas para paliar el mal sabor de una derrota: la posibilidad de que algo eche a perder el triunfo del gobierno de la 4T. Se afirma, incluso, que López Obrador está a punto de cometer el mismo error que Carlos Salinas, quien por orgullo y ego decidió no devaluar el peso mexicano y le dejó una bomba de tiempo a su relevo, Ernesto Zedillo, a fines de 1994. El llamado error de diciembre, una crisis de los mercados financieros en contra de la moneda, apenas unos días después de la toma de posesión. Eso supuso la ruptura entre los dos mandatarios, entre mutuas acusaciones, y sentó las bases para la derrota del PRI seis años más tarde. Una explicación cuyo traslado a esta transición me parece más el resultado del deseo y la impotencia que del análisis. En todo caso, producto de los que no se han cansado de equivocarse, entre otras razones porque no conocen de qué están hechos ambos, López Obrador y Claudia Sheinbaum.

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