- La guerra tarifaria podría ser la respuesta si estamos convencidos de que nuestra capacidad de sacrificio es mayor que la tolerancia de los estadounidenses a la incomodidad.
Claudia Sheinbaum, Presidenta de México, reunida con su Gabinete. Foto: Presidencia
Finalmente sucedió, y en los peores términos. Trump aplicó un gravamen universal de 25 por ciento a las importaciones procedentes de México y Canadá. Con el añadido de que cualquier réplica será castigada con un aumento adicional de tarifas. En la práctica un acto de abuso inconcebible en materia de relaciones comerciales en el mundo contemporáneo. Un proteccionismo sólo de un lado, por sus pistolas.
¿Qué efectos tendrá y qué podríamos hacer para afrontarlo? Primero, habría que entender que la excusa tantas veces mencionada del tráfico de fentanilo o la persecución de los cárteles es sólo eso, una excusa. Desde luego habrá que hacer lo necesario para quitarles el motivo de esgrimirla; al margen de Trump, era imprescindible que el Gobierno asumiera una estrategia más decidida en contra del crimen organizado. Pero es evidente que esa no es la razón de la imposición de tarifas, no en este caso. Y el castigo a Canadá lo revela.

No hay comentarios:
Publicar un comentario