Simón Vargas Aguilar* - Periódico La Jornada
Hace años la tecnología comenzó a influir de forma significativa y sistemática en el aprendizaje; sin embargo, muy pocos previeron el escenario que la pandemia iba a desencadenar en este importante rubro: docentes que tuvieron que improvisar clases en casa, alumnos que corrían a los denominados cibercafés para no perder asistencia, padres y tutores desesperados intentando explicar aquello que posiblemente hace años no repasaban, es decir, nadie previó los impactos tanto negativos como positivos que se presentarían.
Poco a poco, la improvisación brindó espacio a nuevas oportunidades, al desarrollo de la creatividad y a escenarios disruptivos; aunque esto no ha impedido que América Latina sufriera retrocesos y a pesar de que éstos han comenzado a ser subsanados desde el año pasado, ahora nos enfrentamos a un estancamiento de la educación, lo anterior de acuerdo con el reporte La encrucijada de la educación en América Latina y el Caribe: informe regional de monitoreo ODS4-Educación 2030.
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