Silvia Ribeiro* - Periódico La Jornada
Con la crisis climática, una nueva frontera empresarial es la conquista de suelos y tierras agrícolas para usarlos como sumideros de dióxido de carbono. Es también otra forma de controlar a campesinos y agricultores y una amenaza a la soberanía alimentaria.
Las mayores empresas globales en agricultura y alimentación han establecido programas para este fin, al que llaman agricultura de carbono. Por ejemplo las de semillas y agroquímicos como Bayer-Monsanto y Corteva, de fertilizantes como Yara y Nutrien, de maquinaria como John Deere incorporaron a sus plataformas digitales formas de enrolar e incluso pagar a agricultores, para que hagan cambios que puedan ser clasificados como agricultura que secuestra carbono.
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