Sergio Sarmiento - El Siglo de Torreón
“Estaba abriendo una puerta que quizá debería haber permanecido cerrada. Una caja de Pandora”. KATHERINE NEVILLE, ELCÍRCULOMÁGICO
No es un delito tener inversiones en paraísos fiscales. Hay muchas razones legítimas por las que una persona o una empresa pueden colocar recursos en esos lugares una vez que han pagado sus impuestos locales. El problema surge cuando se abren cuentas o se crean sociedades para ocultar ingresos mal habidos o por los que no se han pagado impuestos. Los llamados Pandora Papers revelan que decenas de miles de personas en el mundo han invertido en paraísos fiscales. Es natural. Estos países o territorios ofrecen un trato fiscal benigno. Y nadie quiere pagar más impuestos de los que la ley exige. Algunos invierten en fideicomisos para proteger a sus hijos en el futuro o para otorgar donaciones a través de fundaciones. Lo hacen en paraísos fiscales por razones de secrecía y para no cubrir impuestos excesivos. Otros crean sociedades para comprar y administrar apartamentos, yates u otras propiedades y activos. Es perfectamente lícito, si ya pagaron impuesto sobre la renta sobre los ingresos originales.
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