Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
Aparejada con las versiones de una reprimenda y reclamos airados del presidente López Obrador al fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, en los pasillos de la Fiscalía corren ya todo tipo de versiones sobre el futuro de su actual titular, que pende de un hilo. El hilo se llama “Caso Emilio Lozoya” y el plazo legal del 3 de noviembre para que el exdirector de Pemex presente pruebas de sus acusaciones contra políticos y exfuncionarios del sexenio pasado, también es visto, dentro y fuera de la FGR, como el tiempo que tiene Gertz para tomar una decisión sobre su ineficiente “testigo colaborador” que desató la ira del Presidente: o le da pruebas fehacientes y contundentes de sus dichos en las siguientes semanas o lo tiene que meter a la cárcel.
En ese dilema quedó colocado Gertz Manero tras el estallido presidencial que desataron las fotografías de Emilio Lozoya Austin comiendo impunemente en un restaurante de lujo de Las Lomas el pasado 9 de octubre. Si bien el Presidente, nos dicen fuentes bien informadas, no le puso un ultimátum al Fiscal, sí quedó claro tras los reproches públicos y privados de López Obrador que la impunidad manifiesta de Lozoya y el ineficiente y lento trabajo de la FGR en el caso emblemático de la lucha contra la corrupción de la 4T llevaron al Presidente a estar a nada de retirarle su confianza y respaldo al fiscal Gertz.
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