- "En un mundo donde parece retroceder la democracia y las libertades, las chilenas y los chilenos pueden dar una lección de democracia auténticamente representativa".
Jorge Javier Romero Vadillo - Sin Embargo
El domingo 16 de mayo Chile vivió una jornada de las que realmente se pueden llamar históricas. Unas elecciones fuera de lo común en un país con larga tradición electoral, aunque interrumpida durante 17 años por la brutal dictadura de Augusto Pinochet, excrecencia de la guerra fría patrocinada por el Gobierno de Richard Nixon para derrocar a un Gobierno legítimamente elegido que no era de su agrado por sus definiciones socialistas. Fueron los votos en un plebiscito los que pusieron final a aquel inicuo régimen pretoriano, pero sus secuelas reaccionarias quedaron impresas en la Constitución heredada, que durante tres décadas mantuvo el legado de un neoliberalismo salvaje sin protecciones sociales, donde el mercado ha determinado el acceso a la educación, a la salud, al transporte o a la vivienda, con la consecuencia del estancamiento de la movilidad social después de un período de crecimiento económico y reducción de la pobreza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario