- "Si la incertidumbre persiste puede tener un impacto permanente"
- Los hogares ahorran y las empresas dejan de invertir y contratar gente
- Las familias pueden cambiar sus patrones de consumo para siempre
Foto de Alamy
Vicente Nieves - elEconomista.es
Primero fue el virus y la hibernación forzada de la actividad lo que hizo colapsar la economía. Ahora es el virus (de nuevo) y la incertidumbre lo que amenaza con asfixiar la recuperación. La diferencia es importante. En la primera etapa (el colapso), la actividad se paró en seco por orden de los gobiernos (confinamiento), impidiendo que los hogares gastasen (generando un ahorro involuntario o enjaulado) y que las empresas abrieran e invirtiesen. Ahora, los consumidores no gastan por miedo (ahorro por precaución) y las empresas no invierten por la incertidumbre sobre el futuro. Aunque en esta etapa los gobiernos no lleguen a cerrar la economía como hicieron en la primera mitad de año, la incertidumbre (y sus canales de transmisión) está teniendo un impacto muy importante sobre la actividad, según revelan desde el Banco Central Europeo (BCE).

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